martes, 5 de octubre de 2010

Disfraz de olvido



Validando aquella inesperada incitación, confirmando temores absurdos y lastímeros, el luto fatigado de un recuerdo que ha muerto, viaja por las noches en mis sueños convertido en pesadillas.

¿Y yo? Acaso este oscuro deseo ha sobrepasado las virtudes que hacían parte del brillo en el pálido reflejo que muchos llaman vida. Sería lógico callar y permanecer ajena por instinto, sería astuto alejar de mi conciencia cualquier despojo de culpabilidad; pero, la misma crudeza que me atrae a esta oscuridad, impide que deje de sentir temor al ver su sombra. Y me hace buscarle, ir hacia él, abandonar la conciencia y rechazar el sentido, prefiero entonces enloquecer en un abrazo que surge del mismo infierno, morir calcinada, asesinar mi alma, pero solo por un instante, sentir su piel.