Historia corta: Breve delirio




Sorbo a sorbo el vino de aquella copa fue consumido, tímida, sin pronunciar mayor palabra ella lo miró, él observaba de forma retadora al viejo acompañante, eran miradas que todos en la sala notaron esa noche.

De pronto, desfalleció el rostro de aquella mujer, había llegado la dueña de aquel caballero que tanto había fascinado su vista esa noche. Todo cambio en un instante, ya no era risible el instante, era crudo como el bocadillo que llevaba a su boca, era amargo como licor que bebía su esposo, era triste como su vida.

El baile inició y junto a las vueltas que daba el abultado vestido que con delicadeza cuidaba, su mente traicionó sin piedad a la razón y se creyó en los brazos del sueño que la había acompañado esa noche y bebió como pájaro que vuela grandes distancias sin detenerse y bebió como un pobre fracasado, de esos que frecuentan las cantinas y no salen sino es a rastras. Ya el baile había terminado y ella seguía viendo a los comensales moverse en todo el salón, quiso levantarse y tan rápido se levantó, el suelo le traicionó y cayó a los pies de aquel hombre; que sin dudarlo intentó levantar con fuerza el frágil cuerpo, que ya perdido en la noche intentaba despertar.

Funcionó después de todo, había estado tan cerca del dichoso caballero, que el dolor de cabeza producido por su inexperiencia con la bebida le había provocado sin piedad una severa resaca de primeriza, evitar la risa pretendía, observaba a su anciano esposo, con el rostro arrugado, enfurecido por la vergüenza pasada, sin lograr comprender si lo que había vivido era un sueño, o restos de realidad, veía sus labios estampados en los del aquel hombre que por instantes la rescató de aquel infierno, risible el recuerdo y triste la realidad.