martes, 11 de octubre de 2011

Sutil vagabunda


















Una elegante mujerzuela con dotes de realeza
con semblante de reina y corazón de mendiga
una daga en su lengua, pero con labios de seda
con mirada altiva y lágrimas que saben a  ella.

Caminaba por la nada esa noche, lo recuerdo bien,
deambulaba con sus errores a cuestas, la escuché,
se arrastraba y acariciaba sus añoranzas, la sentí... 
se lamentaba, pero disfrutaba el placer en si misma.

Cayó víctima de su locura y su deliciosa esencia
dejó que el silencio la hiciera suya y sucumbió 
descubrió su pecho y acarició el pasado en su cuerpo,
desvistió su espalda y sus muslos y se olvidó de sentir...

Se vendió al martirio de un recuerdo que permanece,
se aferró a la sensación efímera que da un licor barato
la reina de las tinieblas, calzó de nuevo sus tacones,
recogió de nuevo su ropa y desapareció,  vacía entre su ser...



Silencio

















¿Y si en una tarde gris, el silencio adormece mis pensamientos?
¿Y si en un suspiro, la noche pinta de negro mis ojos?
¿Y si en un lamento, la muerte me llega y me largo de aqui?

Nada que no sea esencia de lágrimas tristes  quedará
Nada que no se confunda con las tinieblas de mi vida
Nada que duela, nada que extrañe, nada que quiera....

Solo fragmentos de tiempo en mentes ajenas y distantes,
solo una sombra que refleja la frialdad de un cuerpo sin alma
solo un sonido que llegue a mi corazón pero que quizás  no escuche...

lunes, 11 de abril de 2011

Dignum post mortem






















Pendiente del dolor,
carente de razón,
penetra en su cuerpo,
como daga entre la piel...

Ve correr la sangre,
vomita éxtasis y piel
descarnada sensación.
Mas allá de lo que puede sentir...

Ojos poseídos, blancos como luna,
restos de cabello entre sus dedos,
orgásmicos bocados,
la piel desvanece su color.

Bebe placer de ella,
su lengua degusta muerte,
la hora de saciedad llega,
eyacula en fétida carne,  termina el ritual de placer...

Reflexión alucinada















Aqui, desde este rincón de soledad
desde el jardín de mis locuras amorfas
desde mi infierno, que también es mi paraíso,
sueño que despierto pero sigo soñando...

Ojos desorbitados me observan
en este espejo roto que apenas me refleja,
tras los cristales rotos que laceran mi piel,
quieren salir de mi voces que se convierten en gritos.

Debo dejar que mi cuerpo se libere con los lamentos,
esta celda de piel ahoga mi sangre y no la deja salir,
los seres que me habitan oprimen mi alma,
¡es hora de liberarme! dejaré que muera la razón.

Quizás
























En el compilatorio de mi vida
quiero que el tiempo borre tus momentos,
los eslabones rotos, harán más débil tu recuerdo.
Quizás, así no sea tan amargo tu paso por mi vida.

En el epílogo de mi existencia
espero dispersar en la nada tus palabras,
Llenar de silencios los espacios vacíos del alma.
Quizás, así olvide que un día fuiste mi todo.

Al final del camino, cuando conozca mi destino
Colocaré una vela por cada falacia que salió de ti,
para que al consumirse cada vela, no quede nada.
Quizás, así mis heridas sanen al no quedar resto alguno.

Cuando no queden más palabras en mi mente,
diré que has quedado en mi pasado,
me convenceré de que eres mas que un recuerdo.
Quizás, así algún día pueda sacarte de mi corazón.

domingo, 16 de enero de 2011

Despedida

Dibujar con los dedos fríos  la tragedia de una vida,
acariciar con los labios un lamento apenas perceptible,
calmar la sed de vida con muerte... ¡la dulce muerte!

Cerrar tus ojos y sellarlos con lágrimas amargas,
despedirme del latido que sobre tu pecho solía escuchar,
calzar tus pies, aunque no vuelvas a caminar junto a mi,
desdibujar tus rasgos de mis recuerdos, olvidar...

Palidecer de soledad,  saborear sorbo a sorbo un adiós,
encaminar al cortejo de sombras que vienen por ti,
suspirando el alivio de una larga agonía de infelicidad,
contemplar por última vez el retrato de una despedida.

Será el último deseo antes de que te vayas sin mi,
cierra bien la puerta al partir, para que no recuerde tu olor,
para que no desgarre mi alma dentro de este lugar,
para que desde mi tumba, siga pensando en ti...

¿Quién ha muerto?


Dentro de aquella gaveta
en ese oscuro y frío rincón,
adormecida como fiera estaba,
brillante, certera, muy afilada.

Acariciando un delirio me acerqué
deslicé mi mano sobre su filo,
vi mi sangre recorrerla extasiada,
parecía dar vida, podía quitarla.

Color de luna  plateada la daga,
el rostro de un extraño dibujaba,
mientras en el suelo me desangraba,
aquel extraño rostro en mi se clavaba...

Maligna delicia...


He roto tus alas,
has dejado de volar con libertad,
tu llanto ha conmovido a la noche,
ya no sonríe al verte...

Tu dolor  me ha alimentado,
a aquel demonio que en mí pernocta,
te he convertido en un ser oscuro,
como yo...

He adormecido tu esperanza
y reclamas la muerte.
Mi maldad te ha mostrado hoy,
tu verdadera  realidad...

Tu piel ahora esta marcada.
huele a sangre, sabe a miel.
La muerte no suele disfrutarse,
mas, yo disfruto de ti, cada bocado...