con semblante de reina y corazón de mendiga
una daga en su lengua, pero con labios de seda
con mirada altiva y lágrimas que saben a ella.
Caminaba por la nada esa noche, lo recuerdo bien,
deambulaba con sus errores a cuestas, la escuché,
se arrastraba y acariciaba sus añoranzas, la sentí...
se lamentaba, pero disfrutaba el placer en si misma.
Cayó víctima de su locura y su deliciosa esencia
dejó que el silencio la hiciera suya y sucumbió
descubrió su pecho y acarició el pasado en su cuerpo,
desvistió su espalda y sus muslos y se olvidó de sentir...
Se vendió al martirio de un recuerdo que permanece,
se aferró a la sensación efímera que da un licor barato
la reina de las tinieblas, calzó de nuevo sus tacones,
recogió de nuevo su ropa y desapareció, vacía entre su ser...